Un análisis cuidadoso demuestra que la crisis internacional no es responsable en modo alguno de los problemas argentinos.
La actividad económica argentina continúa su caída acelerada como si estuviera en un tobogán enjabonado. La fuga de capitales continúa a pesar de las medidas tipo KGB que implementa el gobierno. La desocupación crece al igual que la pobreza y la indigencia. Los números fiscales muestran un rojo furioso, con lo cual desapareció la famosa caja que disciplinaba a gobernadores e intendentes. La inflación hace estragos en los presupuestos familiares y podría seguir con datos económicos que muestran el estruendoso fracaso del famoso modelo que lleva adelante un improvisado en economía como es Néstor Kirchner. Su esposa, que, cuando tiene tiempo va a la Casa Rosada a sentarse en el sillón de Rivadavia, viene argumentando desde fines del año pasado que todo esto nos pasa (en rigor no reconocen todos los problemas mencionados) en que la culpa es de la crisis mundial. Para Cristina, Néstor fue un genio merecedor del Premio Nobel de Economía que fue boicoteado por la crisis internacional.
Recordemos que ya Cristina había dicho en EE.UU. que Argentina no necesitaba un plan B, sino que los que necesitaban un plan B eran los países desarrollados y, poco tiempo, tuvo que poner cara de pocker y salir a anunciar los famosos planes para comprar autos, camiones, bicicletas, calefones, heladeras y demás alquimias para tratar de dar vuelta una crisis económica que tenía sus causas en los descalabros internos, patrimonio exclusivo de Néstor, y no tanto en la crisis internacional. Puesto de otra forma, si bien la crisis externa tuvo algún impacto en la actividad económica interna, esa influencia está lejos de explicar el fenomenal caos en el que estamos metidos.
Para entender porqué los Kirchner son responsables de este lío económico y la culpa no es del mundo, primero tengamos en cuenta que aproximadamente el 57% del total de las exportaciones argentinas provienen de los productos primarios (fundamentalmente granos) y de las manufacturas de origen agropecuario. Es decir, el grueso de las exportaciones está basada en lo que produce el sector agropecuario y la industrialización de esa producción primaria. Ese mismo sector que Néstor desprecia y Cristina dice que quieren ganar muchos a costa de los más pobres, la protesta de la abundancia y de las 4x4.
Ahora bien, junto con esta nota hay dos gráficos para mostrar si la crisis internacional pudo haber afectado, como se excusa el matrimonio, para producir el destrozo económico interno que estamos viviendo.
Primera pregunta: ¿de dónde saqué estos dos índices que voy a mostrar? Del sitio del Ministerio de Economía, en la Secretaría de Política Económica (toda una ironía el título de esta secretaría considerando que a esto difícilmente pueda llamársele política económica, más bien le iría mejor el título de Secretaría de Destrucción Económica). Y, para que ningún kirchnerista (si es que todavía se encuentra alguno que lo declare públicamente) me acuse de tomar mal los datos, aclaro que dicha Secretaría de Política Económica cita como fuente al benemérito INDEC. Por lo tanto, cualquier protesta sobre lo que arrojan las cifras, por favor dirigirse a Moreno.